domingo, 19 de febrero de 2017

DOMINGOS QUE YA NO SON



Eran domingos como este que ya no son,
el cielo tras las cortinas se adivinaba azul.
Tú y yo refugiados en la habitación,
únicos miembros de ese exclusivo club.

Al comienzo de todas las cosas
nuestra preocupación era tejer
el futuro con planes imposibles.
Nuestras pieles haciendo ventosa,
¿qué debíamos temer
si era un principio increíble?

Y décadas después el destino cabrón
me asalta a la hora de la siesta
emboscado tras un olor, un sabor, un color;
recuerdos de saldo a cien pesetas.

Y siglos después en esta ciudad extraña
hay días en los que el cielo brilla igual
lo observo atrapado en mi tela de araña
y me pregunto si lo ves allí donde estás.

Al comienzo de todas las cosas
nuestra preocupación era tejer
el futuro con planes imposibles.
Nuestras pieles haciendo ventosa,
¿qué debíamos temer
si era un principio increíble?

Y décadas después caigo en la trampa
de un recuerdo a traición.
Caigo sin frenos por la rampa,
nadie pilota, no hay dirección.

Y siglos después sé que no hay salida,
que aquella cama ya no arde
ni me esperas desabrida
si me entretengo y llego tarde

Al comienzo de todas las cosas
nuestra preocupación era lamer
nuestras pieles jóvenes y blancas.
Nuestras risas eran la meta gloriosa,
¿qué debíamos temer
en aquella habitación estanca?

Eran domingos como este que ya no son,
eran pausas de vida exquisitas,
era la felicidad en una habitación,
eran tus caderas con vistas

Y décadas después aún eres ejemplo
de mis virtudes y defectos.
Y siglos después vuelvo a tu templo
a redimirme en tus recuerdos selectos.


Eran domingos como este que ya no son.

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