jueves, 17 de octubre de 2013

La componente retrotemporal

Yo mismo soy un accidente, bueno, lo fui. Actualmente tengo la constancia de que soy una persona, pero hace unos veinticinco años fui un accidente en el asiento trasero de un Renault 8 en el Camino del Pantano. Ustedes pensarán entonces que mis padres se casaron de penalti, pero yo prefiero decir que fue de falta directa. Les explicaré el motivo: Desde antes de mi nacimiento, mi vida ha estado muy relacionada con los accidentes, que al fin y al cabo no son más que una expresión del equilibrio del Universo conocido, y algunas esquinas del desconocido. Esto me lo explicó mi bisabuela aquella fría tarde de noviembre del 76 en el asiento del Renault 8. Mientras mis padres me engendraban sin saberlo, mi bisabuela me contó como ella, esa mañana había hecho su último viaje, ya muerta, en el asiento trasero de aquel Renault 8 desde Elche hasta su casa en la huerta de Murcia.

Mientras contemplábamos a mis padres ella me explicó aquel viaje y que su muerte, aunque nadie lo supo, fue un accidente. Por tanto, para que existiera equilibrio en el Universo conocido, y parte del otro también, hacía falta un nuevo accidente doméstico para contrarrestar el efecto del primero. Ya sé que un accidente doméstico no tiene nada que ver con un exceso de fogosidad - aquí el lector podrá comprobar que me gustan los eufemismos -, pero la legislación vigente en el 76 en aquella materia era algo ambigua y se prestaba a confusión, ustedes ya me comprenden. Así que la boda consecuente no fue un penalti, me gusta más el concepto de falta directa, y si entra por la escuadra es ya algo sublime.

Desde entonces, es decir, toda mi vida, los accidentes en los que he intervenido han sido consecuencia o causa de algún otro acontecimiento histórico, como por ejemplo un desagradable episodio que tuve con unos cubitos de hielo, un microondas en mal estado y un cura del Opus; que fue la causa del hundimiento del Titanic. Sí, sí, no se extrañen, el pasado puede ser consecuencia de acontecimientos del presente o del futuro, el efecto mariposa tiene también una componente retrotemporal multicapa del tipo efecto lasaña. Claro, ustedes no han tenido una bisabuela que se lo explicara en el momento de ser engendrados en el asiento trasero de un Renault 8, color azul celeste, por cierto. El Universo conocido, y parte del tal y tal, es como un encaje de bolillos muy complicado, pero conociendo unas variables se pueden llegar a saber las relaciones que lo mueven, y si no, lean a Demócrito.

 

Valencia, mayo de 2002

No hay comentarios:

Publicar un comentario