jueves, 30 de mayo de 2013

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Hace unas semanas, algún compañero dijo en el trabajo, referido a las fechas de entrega de las ofertas en los procesos de licitación a los que nos presentamos en el trabajo que "siempre íbamos corriendo". Pensé que podía ser un bonito comienzo de algún pequeño relato. Y me puse a escribir a hacia donde esa frase quisiera llevarme.

Hoy he vuelto a tropezar con ese ese relatito que escribí en el cuaderno del trabajo:

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Siempre íbamos corriendo, siempre engordábamos en nuestra carrera la ilusión de que durante la noche algún gigante generoso habría llenado con su cazo mágico el río.
Siempre nos topábamos con las gravas secas y las arenas sofocadas del lecho seco.
Siempre volvíamos al poblado sucios, sudorosos y sin agua limpia para beber.
En el camino de vuelta siempre nos encontrábamos con las mujeres de la aldea, iniciando imperturbables el largo camino hacia el pozo de lodo, más allá de las colinas.

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